En 1974, un equipo de paleontólogos descubrió en Etiopía lo que parecía el esqueleto de un homínido. Cuando regresaron de la excavación, los científicos celebraron el hallazgo a ritmo de The Beatles. Los restos recibieron el nombre de Lucy en honor a una de las canciones que sonó aquella noche, 'Lucy in the Sky With Diamonds'. Tres años después de la investigación, se comprendió la importancia del descubrimiento. Los fósiles fueron los primeros en demostrar la relación entre los primates y los seres humanos. Pero la causa de su muerte era un completo misterio.

Los huesos de Lucy pertenecieron a una hembra de la especie Australopithecus afarensis que vivió hace 3,2 millones de años. El homínido, que medía apenas 1,1 m de altura, ya caminaba como nosotros. A pesar de que nuestro antepasado era bípedo, todavía conservaba la habilidad de trepar a los árboles. Sin embargo, esta destreza fue la responsable de su fallecimiento, según un estudio publicado en Nature.

La mortal caída de Lucy

Investigadores de la Universidad de Texas han analizado los huesos de Lucy mediante escáneres en 3D y tomografía computarizada. Sus conclusiones son claras: las fracturas que presentan los fósiles no se deben a golpes post-mortem, como creyeron los científicos que descubrieron a este australopiteco hace más de cuatro décadas. Diversas roturas en el húmero y las articulaciones, además de sendos golpes en otros huesos del esqueleto, son pistas suficientes para sugerir que Lucy falleció después de caerse de un árbol de gran altura.
"Es irónico que este fósil, que ocupó el centro del debate sobre el papel que jugó la capacidad de vivir en los árboles en la evolución humana, muriera por las heridas sufridas tras caerse de un árbol", afirma John Kappelman, profesor de Geología y Antropología de la Universidad de Texas. En 2008, el primer autor del trabajo en Nature comenzó a fotografiar a Lucy mediante la técnica de la tomografía computarizada. Obtuvo más de 35.000 imágenes que le sirvieron para analizar en detalle los huesos del australopiteco.
La muerte de nuestro antepasado era un misterio. Según el estudio, cayó desde un árbol a 12 metros de altura golpeándose contra el suelo a más de 60 km/h